Casi el 30% de los participantes tenía ideación suicida o presentaba indicios.
La doctora da un paso adelante en la prevención del suicidio adolescente con su tesis doctoral.
Por cada persona que se suicida, otras veinte lo han intentado. Detrás de esta realidad, hay muchísimas personas que piensan en quitarse la vida y que están sufriendo. Adriana Díez Gómez de Casal ha basado su tesis doctoral en crear un instrumento llamado «SENTIA» que permite identificar a los adolescentes con este tipo de pensamientos y prevenir el suicidio.
El proyecto incluye dos herramientas que permiten dividir a los jóvenes en tres categorías dentro de esta conducta: ideación, comunicación y acto suicida.
 
El pasado martes 13 podíamos leer en el periódico La Rioja esta interesante entrevista donde hemos añadido fotografías y otras informaciones.
La doctora ha admitido que se siente muy respaldada por el equipo de especialistas en España que trabajan con el objetivo de dar soluciones a la gente que lo está pasando mal. «SENTIA» se basa en un cuestionario de 16 preguntas para tomar datos y realizar la clasificación. De esta herramienta se ha hecho una más rápida llamada «SENTIA breve», que cuenta con 5 preguntas y recoge las categorías anteriores.

Adriana Díez ha realizado un estudio combinando estas herramientas con otro de sus trabajos: «Latent Class», que analiza si existen subgrupos dentro de la conducta suicida y qué diferencias hay en el ajuste socio emocional. En la investigación participaron 1506 estudiantes en una primera tanda que sirvió para probar «SENTIA» y «SENTIA breve», y 1790 alumnos en la segunda para aplicar «Latent Class». Los jóvenes tenían una media de edad de 15,7 años y provenían de diversos centros educativos de toda La Rioja para poder tener una muestra representativa.

Tras la toma de datos, casi el 30% de los participantes tenía ideación suicida o presentaba indicios.

Adriana Díez Gómez de Casal explica que «es una forma de dar respuesta a la sociedad. Hay que entender que el problema no es solo la gente que muere, sino que detrás de ello hay una realidad en la que los adolescentes están sufriendo. Debemos tratar de que vean que hay otras posibilidades».

La doctora afirma que el denominado «efecto llamada» o «efecto Werther» es uno de los mitos más extendidos en cuanto a la conducta suicida. De hecho, hablar del suicidio en los medios de comunicación de forma adecuada puede ayudar a alguien a conocer a otras personas que estén en su misma realidad y cambiar de opinión. «Tenemos que aprender a cómo hablar del suicidio». Para ello, recomienda evitar informar sobre los métodos que se han utilizado y no incluir fotografías de ello. «Se debería preguntar a la familia qué comportamientos habían visto antes de que pasara, porque lo que podemos hacer es prevenir para poder intervenir a tiempo. Cuando estamos en las fases finales es muy difícil hacer algo».

Los profesionales de la prevención del suicidio se manifiestan el próximo 11 de septiembre en Madrid

Indicios del suicidio

El suicidio tiene varias causas, aunque se tiende a buscar un único motivo. Hay una multitud de razones y el conjunto de todos ellos son los que pueden llevar a una persona a suicidarse. Adriana Díez Gómez de Casal recuerda que «tenemos una visión muy centralizada en los factores de riesgo, pero también hay factores de protección: hacer que las personas vean su parte fuerte». Además explica que la adolescencia ya es un factor de riesgo; disputas con amigos, cambios marcados en el comportamiento, pertenecer a familias desestructuradas o el nivel educativo son variables que combinadas potencian las probabilidades de tener una conducta suicida.

La doctora confiesa que tiene miedo de lo que va a pasar con la pandemia. Los últimos datos que se manejan son de 2019 y las cifras de las personas que se han quitado la vida están entre 3500 y 4000. Hay muchas más muertes por suicidio que por violencia de género o por accidentes de tráfico. «En la adolescencia es la segunda causa de muerte y sigue sin tener la importancia que tiene. Hay que convencer a todos los colectivos de la sociedad de que podemos hacer algo, no solo los psicólogos. Los propios compañeros de clase y los contextos educativos también deben tener herramientas e información para saber qué hacer».

Para prevenir las muertes por suicidio en adolescentes, recomienda prestar atención a las señales de alarma, que pueden originarse en cambios en la rutina del sueño o en la alimentación, cambios en los hábitos sociales a la hora de quedar con el grupo de iguales, regalar todas sus pertenencias o expresiones verbales como «ya no os vais a tener que preocupar por mí».

Otro de los mitos más comunes es que quien se quiere suicidar no lo comunica o lo dice solo para llamar la atención: «debe ser erradicado ya de nuestras cabezas porque nos aleja de auxiliar a esa persona. Podemos ayudar ofreciendo un espacio donde pueda conversar sobre ello. Nos asusta mucho conocer a alguien cercano y que quiera acabar con su vida, pero es importante estar cerca, poder pedir ayuda a algún especialista y decir que quizás ahora no lo ves, pero sí que existe otra salida».

Redes Sociales, Autolesiones e Ideación Suicida por Adriana Díez Gómez del Casal

Adriana Gómez va a participar este miércoles 21 en la segunda parte de la Jornada Sobre Prevención del Suicidio patrocinada por la Farmacéutica  JANSSEN y que podremos ver a través de la web de la Asociación la Barandilla:

https://www.labarandilla.org/

 

Fotografía de portada realizada por JUAN MARÍN