El pasado lunes 20 el Ateneo de Madrid fue testigo de una magnífica conferencia-debate sobre VIOLENCIA DE GÉNERO  organizada por la ateneísta Mayte Pedraza, que fue presentada por el presidente de laAsociación La Barandilla Francisco Forteacompañada en la mesa debate por Vicky Ibáñez promotora de la radio dedicada a la cultura y la historia www.radioargo.com 

Me propuse tomar unos apuntes sabiendo de la capacidad y conocimientos de ambas mujeres, al igual que lo sabían los muchos asistentes que abarrotaron la sala Ciudad de Úbeda, sin embargo he preferido pedirles la ponencia y trascribirla más o menos literalmente ya que el nivel del público me obliga a no atreverme a inventar nada.
 

El presidente de 11 TV Mario Mesa, el director del programa El Color de Viajar Francisco Ruiz y Ezequiel Triñaque director de radio labarandilla.org

 
Historia de la violencia de género desde  el principio de los tiempos
La violencia de género es una práctica que viene desde los primeros años de la humanidad. Los regímenes de convivencia antiguos ya establecían claras diferencias entre hombres y mujeres, en los que elvarón era el “dominante”, ocupando una posición de superioridad en la familia.

Desde  siempre la violencia se ha considerado como parte de la cultura, aceptándose como integrante de la formación  familiar. El comportamiento violento y agresivo siempre ha estado presente, encontramos referencias en escritos de filósofos y pensadores como Heráclito y Sofos, en manifestaciones artísticas tanto narrativas como escultóricas.

La falta de libertad, la negación de la igualdad de oportunidades, la falta de acceso a la educación, y la exposición a la violencia social y familiar, a lo largo de la historia son constantes que gravitan sobre las mujeres.

En ocasiones estas agresiones y discriminaciones se han desarrollado bajo el cobijo de las leyes vigentes, y casi siempre bajo la justificación de “Las costumbres sociales”.

–Lo que ahora consideramos como atentados contra los derechos de las mujeres, históricamente, no han sido considerados como tales : ya que no se podía vulnerar el derecho de alguien, que, precisamente por ser mujer, “No tenía derechos”.

La violencia, ha estado presente en todas las sociedades, cualquiera que sea su grado de desarrollo, el dominio del hombre sobre la mujer lo encontramos tanto en las distintas sociedades como en las diferentes   religiones que han existido a lo largo del tiempo.

Desde los mas remotos tiempos, las distintas sociedades y religiones, nos han dejado testimonios de la condición subordinada que se ha adjudicado a las mujeres.

 En la RELIGIÓN CRISTIANA encontramos como se apoya la idea de que la mujer por naturaleza es mas débil e inferior que los hombres, Dios, sitúa a Eva bajo la autoridad de Adán,  San Pablo pedía a las cristianas que obedeciesen a sus maridos.

«Hacia tu marido irá tu apetencia y él te dominará.» Antiguo testamento. Génesis, 3,16 (ca. 900 aC)
«Existe un principio bueno que creó el orden, la luz y el hombre, y un principio malo que creó el caos, la oscuridad y la mujer.»Pitágoras (582-507 aC)

«Es ley natural que la mujer esté sometida al marido.» Confucio (ca. 500 aC)

En la Biblia, que en muchos aspectos refleja también las costumbres de las otras culturas de aquella época y zona geográfica, se menciona la lapidación para la mujer adúltera. En cambio, el adulterio del varón sólo se penalizaba cuando se cometía con una mujer casada, y en este caso no se castigaba el adulterio en sí, sino la violación del derecho de posesión.

EL SATÍ INDÚ , por el cual una mujer al casarse, queda unida al marido hasta el punto de que a su muerte, exige que la viuda se ofrezca en la pira funeraria de su marido.  A principios del siglo XIX su práctica había disminuido significativamente, aunque todavía en la actualidad se dan casos a pesar de estar prohibido.

 Oficialmente el Sati es voluntario, pero   en la mayoría de los casos no es así. La presión social hace que las mujeres se vean forzadas tanto física como psicológicamente a terminar en ese momento con su propia vida.

Existen grabados pictóricos y relatos escritos donde se describe a la viuda sentada junto a su marido en la pila funeraria todavía sin encender. La mujer aparece atada para evitar que pueda huir en el momento de encender la hoguera. Hay relatos que citan a la mujer drogada e incluso a hombres que ayudados con palos evitan que la mujer huya de las llamas.

EL INFANTICIDIO FEMENINO en la cultura india y china, dominada por hombres.

El ISLAM  Los matrimonios concertados entre los musulmanes, que pueden llevar al asesinato o a la tortura de la mujer. Según las normas islámicas, la mujer a partir del casamiento  adquiere la condición de  propiedad privada del marido

Ya en el siglo IV el Corán  decía que… “los hombres tienen autoridad sobre las mujeres. Las mujeres virtuosas son devotas y cuidan, en ausencia de sus maridos, de lo que Alá manda que cuiden. ¡Amonestad a aquéllas de quienes temáis que se rebelen, dejadlas solas en el lecho, pegadles! Si os obedecen, no os metáis más con ellas”.

El castigo corporal no esta limitado, es legítima facultad del marido, al cual se exonera de responsabilidad penal en el caso de que la mujer fallezca a consecuencia de los golpes recibidos con “fines educativos”.

—En Europa, específicamente en Burdeos, Francia, en 1359 se estableció por costumbre que cuando un hombre mataba a su esposa en un exceso de cólera, siempre que se confesara arrepentido mediante juramento, no era castigado.

 En pueblos como ROMA, ESPARTA O GRECIA, la mujer era tratada como una “cosa”, a excepción de Egipto que valoraba mucho la figura femenina.

En el matrimonio tradicional la mujer estaba destinada a dar hijos, principalmente varones, así como a criarlos y ocuparse de las tareas del hogar.

En la Legislación Romana, base de la sociedad occidental, la mujer era una posesión del marido y como tal no tenía control legal sobre su persona, sus recursos o sus hijos.
 

Matrimonio desigual . Pintor ruso Pukirev

    

Es en la Edad Media cuandse afianzan las ideas de desigualdad de las mujeres que en muchos países aún siguen vigentes. Se ensalzó el valor y  la superioridad del hombre sobre la mujer, que  no tenía ningún tipo de derecho: no podía poseer propiedades, no podía trabajar ni ganar dinero e incluso en las cárceles eran tratadas como esclavas al servicio de los carceleros y otros presos. Con la legislación feudal, las tierras se heredaban por línea masculina e implicaban poder político, lo que favorecía aún mas la subordinación de la mujer.

Los nobles golpeaban a sus esposas con la misma regularidad que a sus sirvientes. Esta práctica llegó a ser controlada en Inglaterra, denominándose “Regla del Dedo Pulgar“, referida al derecho del esposo a golpear a su pareja con una vara no más gruesa que el dedo pulgar para someterla a su obediencia, tratando así de que los daños ocasionados no llevaran al fallecimiento de la víctima  . También en esta época, en familias de “sangre azul”, la mujer podía ser utilizada como instrumento de paz a través de matrimonios entre Estados, decisión que se tomaba sin tener en cuenta la opinión de la posible desposada.

 

SI TOMAMOS COMO BASE LA LITERATURA, nos encontramos con que la mujer ha sido siempre uno de los temas principales, en algunas ocasiones como musa inspiradora o como heroína, y en otras como objeto censurable. También ha sido autora, pero se la marginaba a un segundo plano.

Si nos vamos a GRECIA,  cuna de nuestra cultura, nos encontramos con grandes autoras como Safo, Erina, Corina o Telesia, pero estos nombres han sido silenciados por muchos historiadores de la literatura griega.

Lo primero que hay que analizar es la ambivalencia que comporta el sexo femenino en la antigüedad; Por un lado es un ser desconocido, que inspira temor, y como tal, se la dota de características amorfas, portadoras de desgracias, mientras que por otro lado es la imagen de la fecundidad y la vida, lo cual es un principio positivo.

Los textos mas antiguos conocidos de la literatura griega, como LaIliada y la Odisea, de Homero y Teogonía y Trabajos y días, deHesiodo, nos testimonian que a principios del primer milenio, el patriarcado era ya el orden simbólico establecido entre las comunidades griegas del Egeo, orden que se sustentaba en distintos tipos de violencia (simbólica, psicológica o  invisible; sexual, y física o material), todos ellos utilizados al servicio de la dominación masculina.

Desde el siglo VIII aC. en adelante, el patriarcado como sistema, el sexismo como ideología y la violencia como herramientas de sumisión marcaron las vidas de las mujeres griegas y romanas.

Entre los tipos de violencia  comentados destaca, de manera importante, la violencia simbólica, psicológica o invisible, cuya función es conseguir, por medio del menosprecio, que las mujeres pierdan su autoestima y acepten la inferioridad de su sexo como un hecho natural, ligado a la biología femenina, con el objetivo de hacerlas sumisas y obedientes al orden hegemónico masculino.

Por esta razón, la práctica de la violencia simbólica prepara y sustenta el ejercicio de la violencia explícita de tipo físico o material, de la violencia sexual y de las agresiones que los hombres desencadenan contra las mujeres en los conflictos bélicos.

La violencia sexual contra las mujeres está presente en episodios míticos de persecución, rapto y violación, como los mitos griegos de los orígenes de Perseo y de Ion, o la leyenda latina de las Sabinas, en los que es ejemplar la reducción de las mujeres a cuerpos reproductores o a cuerpos destinados al placer masculino. A menudo, estas agresiones sexuales efectuadas por los dioses y los héroes se enmascaran porque se las considera un honor que los protagonistas del imaginario grecorromano otorgan al sexo femenino. La reducción «naturalizada» de las mujeres a cuerpos «dados» para la reproducción y «usados» para el placer de los hombres es también una característica de la legislación ática, conocida a través de los discursos de los oradores Lisias, Iseo, Demóstenes y Esquines, entre otros.

 

En el ÁMBITO ROMANO, destaca la violencia llevada a cabo por el mismo emperador Augusto durante el Principado, mediante la promulgación de las Leyes Julias, que controlaban la sexualidad femenina y la capacidad reproductiva de las mujeres hasta límites insospechados.

 

El estudio de la sociedad espartana de épocas arcaica y clásicapone de manifiesto que las mujeres tuvieron un papel decisivo en el funcionamiento de la colectividad, ocuparon espacios propios y gozaron de una autoridad e identidad por la que sobresalen ante las mujeres de las restantes pólis griegas, como, por ejemplo, las atenienses.

Entre los siglos VI y IV aC, las mujeres de Atenas estuvieron sometidas a un riguroso control masculino mediante la práctica sistemática de la violencia simbólica.  

La comparación entre los sistemas sociales espartano, ateniense y romano evidencia que el patriarcado es un sistema versátil que adopta rasgos propios según las estructuras organizativas de la comunidad en la que está imbricado para seguir siendo un orden hegemónico.

Cabe señalar que en el contexto de las sociedades patriarcales griegas  y romanas, caracterizadas por el ejercicio de la violencia como un rasgo definitorio de la masculinidad, comienza a emerger la autoridad, la identidad y la práctica de la mediación femeninas. Así lo ponen de manifiesto los estudios dedicados a las espartanas y a mujeres romanas como Hortensia, la oradora que habló en el Senado y tomó la palabra para defender sus intereses y los de sus compañeras.

El discurso de Hortensia tuvo repercusiones favorables para las mujeres del ordo matronarum, un colectivo de féminas emparentadas con la élite gobernante que destacó por su identidad con luz propia.

La actividad de las mujeres estaba limitada al hogar, no tenían ningún protagonismo en la vida pública. En Grecia, el caso de Hiparquía ( 340-300 aC) es una excepción. Perteneciente a la escuela Cínica, fue una de las primeras mujeres filósofas. Preguntada en una ocasión por Teodoro el Ateo que por qué no se dedicaba a las tareas propias de su sexo, a hilar y a tejer, respondió que le parecía una pérdida de tiempo ya que prefería dedicar su vida al estudio.

Siglos más tarde, otro caso excepcional es el de Hipatia de Alejandría (370-415). Hija del matemático y astrónomo Teón de Alejandría, éste le transmitió sus conocimientos y su pasión por la búsqueda de lo desconocido, algo verdaderamente insólito entonces tratándose de una mujer. Hipatia no era cristiana, y en un ambiente de creciente hostilidad hacia el paganismo, acusada de hechicera y de bruja pagana, finalmente murió de forma brutal, torturada y descuartizada, con un ensañamiento sólo comprensible por su osadía de haberse convertido en una mujer ilustrada y científica.

Durante la Antigüedad, para una mujer dedicarse a la filosofía o a la ciencia representaba una proeza, y por lo tanto es explicable que los casos que se dieron fueran aislados. Pero también hay que tener en cuenta, como afirma Umberto Eco, que «No es que no hayan existido mujeres filósofas. Es que los filósofos han preferido olvidarlas«. La misoginia de las sociedades no sólo veía con malos ojos que la mujer tuviera otras ocupaciones que las del hogar, sino que además no tenían el menor interés en que quedara constancia de sus aportaciones al mundo del conocimiento y de la cultura (razón por la cual en muchos casos, entonces y a lo largo de toda la historia, fueron sus maridos u otros hombres de su entorno los que se apropiaron de sus creaciones).

A algunos se les nota; los menos

  
 
            

De los siglos XIII al XIX  existieron diferencias relevantes en el trato a la mujer: un ejemplo que lo evidencia sucedió en la cuidad de Nueva York, en 1825, donde en un caso judicial consta la agresión recibida con un cuchillo y fractura de brazo de una mujer a manos de su esposo. El tribunal no concedió el divorcio por considerar honesta y razonable la actuación masculina, en tanto tenía el propósito de ayudar y enseñar a su esposa para que no cometiera más errores.

Tenemos que llegar al siglo XVII para encontrarnos  con algunas personas que comienzan a creer en la idea de que la mujer no es unacosa ,ni propiedad del Estado y se empieza a condenar la violencia brutal contra las féminas fuera del hogar. También surgen las primeras pinceladas del feminismo con María Le Jars de Gournay y su obra ‘La igualdad de los hombre y las mujeres’.

Al proclamarse en 1789 en Francia la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, ésta no contemplaba como sujetos de derechos a las mujeres, ya que con la palabra «hombre» no se refería a la humanidad, sino sólo a los varones. Esta discriminación motivó la actitud de protesta de Olimpia de Gouges (1748-1793): tomando como modelo el texto de la Declaración de 1789, publicó en 1791 La Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana. A causa de sus paralelas y constantes críticas contra la represión jacobina, Olimpia de Gouges fue acusada de reaccionaria y murió guillotinada dos años más tarde.

Por lo demás, la figura femenina sigue sin derechos propios como persona, al igual que en el siglo XIX a pesar del nacimiento del movimiento sufragista femenino británico, que no consiguió su objetivo hasta 92 años después.

Pero como paradoja, terminar reconociendo que las bases ideológicas del patriarcado, cargadas de violencia contra el sexo femenino, son las que impregnan los cimientos de la denominada «civilización occidental» y justifican, de esta manera, las violencias que, aún en la actualidad, sufren las mujeres a nivel mundial con independencia de su edad, estado civil, raza, religión o clase social.

Mientras exista una sola mujer que, por razón de su sexo, padezca violencia física, simbólica o sexual, el patriarcado seguirá existiendo como herramienta de dominación.
 

 José Manuel Dolader