¡Viva el juego!

El juego en España forma parte del día a día de cientos de miles de personas, aunque somos millones los que cada días recibimos cientos de mensajes animándonos a jugar.

Muy lejos quedó ya aquel régimen que prohibía el juego pues alteraba la estabilidad de las personas y de las familias. Afortunadamente, desde hace décadas el juego es legal y nada cohíbe nuestra libertad de jugar. A los primitivos juegos de la lotería y el cupón de la Once se incorporaron las quinielas. Más tarde los bingos y casinos (muchos ya existían de forma clandestina y eran tolerados). Casi inmediatamente llegaron las máquinas tragaperras con un duopolio impulsado por el gobierno (Recreativos Franco y CIRSA). Muy poco tardó en llegar la loto, luego la bonoloto, la primitiva, el euromillón, la lototurf, el quinigol, la qíntupleplus, el rasca de la once… Además, los sorteos de la lotería se duplicaron siendo ahora todos los jueves y sábados. Otros sorteos son incluso diarios.

Pero con todo ese despliegue y variedad, manejado por el Estado, en su día por la ONLAE y hoy por la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado, se estaba en la prehistoria del juego: llegó el juego online. Desde múltiples “garitos” llamados casinos que han sustituido prácticamente en su totalidad a los antiguos billares, ubicados cuanto más cerca de los centros escolares mejor, hasta cientos de multinacionales accesibles en internet haciendo posible que el jugador tenga a su alcance miles de opciones para jugar desde su móvil durante las 24 h. del día, y casi sin límite de cantidad.

Según la AEVI (Asociación Española de Videojuegos) en 2018 estimaba en 16,8 millones el número de videojugadores en España, mientras que otras asociaciones estiman hoy que el número de jugadores activos, incluyendo videojuegos, es de 24,5 millones (44% mujeres y 56% hombres). Más de la mitad de la población española juega y, de ellos, el 20% son jugadores permanentes.

No obstante, la frontera entre el videojuego -sin pagar- y el juego online -pagando- es tan fina que la mayoría de los gamers es como si tuvieran un pie en cada lado. La estimación, incluyendo videojuegos, e-sports, casinos online (poker, ruleta y otros que técnicamente son videojuegos) es que la cifra de las apuestas supera los 4.000 millones de euros al año. A ello habría que sumar las cifras del juego “oficial” en donde sólo la Lotería de Navidad supone otros 3.000 millones de euros anuales. Si a lo anterior añadimos otras loterías, cupones y xxxlotos ¿Cuál es la cifra?

El diario El Mundo publicaba en Septiembre de 2019 que el mercado de los juegos de azar creció en 2018 un 25% en España. Aumentaron las apuestas deportivas, triplicándose desde 2013, y también el gasto en casinos y bingos, los torneos de póquer y las máquinas tragaperras. Y se dispara, sobre todo, el juego online. Sólo el año pasado se jugaron en España más de 17.349 millones de euros, un 30,5% más que en 2017, según el Informe de la Dirección General de Ordenación Juego (DGOJ). Esta industria ha superado en ingresos desde hace ya años al cine y a la música, juntos.

El cuadro muestra datos del informe elaborado por la DGOJ mediante una encuesta realizada en 2015 a casi 7.000 entrevistados. Hoy, 5 años después la realidad, sin duda, es mucho peor. Hay muchos más jugadores patológicos.

Según el Ministerio de Hacienda en 2017 eran casi 1,4 millones los usuarios activos al juego por internet. La publicidad y el marketing se triplicaron en los últimos cinco años y en paralelo no dejaron de aumentar, de forma constante e imparable, el número de casas de apuestas que abren locales en España, desde que en 2013 se legalizó el juego on line.

La oferta de las apuestas es amplísima, no solo de fútbol vive el jugador por internet: casinos virtuales, apuestas hípicas, timbas de póquer o bingos. Todo sin necesidad de salir de casa. Aunque, para los que son más activos, los antiguos recreativos se han remozado en lugares muy confortables con ordenadores y grandes pantallas en las que se retransmiten en directo eventos deportivos para que los clientes puedan elegir entre vastísimas opciones de apuestas. Todo en un ambiente de relajación, con cristales opacos para que no entre la luz del día y se pierda la noción del tiempo, con bebidas y comida a más baratas que en bares y cafeterías. El juego ha crecido exponencialmente y con él las posibilidades de convertirse en una adicción, en algo patológico para muchas personas.

¿Qué el juego genera adicción?

Asombroso en un país donde hay colectivos en riesgo de exclusión social, según algunos. ¿Responde esto a aquel viejo axioma de que cuanto más pobre es la gente más se gasta en el juego? Pues parece ser que ya no… ¿No será al revés? Que mucha gente es más pobre y no llega a final de mes porque juega… ¿No se estarán dando subvenciones para el juego?

¿Es preocupante? Pues parece ser que sí. Máxime cuando el número de jugadores online sigue creciendo por encima del 15% anual y, aunque siempre ha existido, la problemática de la adicción al juego, ahora se ha disparado, especialmente en los más jóvenes, generando problemas de salud como depresión o ansiedad y otros más graves. La línea que separa al jugador “enganchado” del que tiene un verdadero problema con el juego es finísima y muchos la cruzan sin darse cuenta.

En un artículo publicado en la revista Bulding Talent en Septiembre de 2016, la Psicóloga Clínica y Forense Montserrat Gómez García, Docente del Postgrado en Adicciones Comportamentales y Manipulación Psicológica, recogía la distinción realizada hace años por el psicólogo Robert Custer, indicando las fases que atraviesa el jugador.

La primera es la fase de ganancias, en la que aún juega poco, y es habitual que consiga algún que otro premio. Luego, llega la de las pérdidas, en la que la cantidad que se invierte en el juego va subiendo, el jugador se endeuda y suele acabar distanciándose de amigos y familiares. La última es la fase de desesperación, cuando el jugador ya acaba desbordado, y ve que no hay salida. Es entonces cuando, con suerte, pide ayuda.

En el mismo artículo, dicha psicóloga recoge también, para cada uno de los ámbitos de la persona, los problemas que conlleva el juego patológico.

AMALAJER (Asociación Malagueña Jugadores de Azar en Rehabilitación), encuadrada en FEJAR -la Federación Española- estima que en España hay al menos 400.000 ludópatas. Es decir, un volumen de población que supera con creces la necesaria para considerar la ludopatía una epidemia social. De facto, la OMS (Organización Mundial de la Salud) reconoció la ludopatía como una enfermedad en el año 1992. Pero ya ha aprobado que, a partir del 1-1-2022, considerará ludopatía el gaming disorder de los adictos a los videojuegos.

Agrava el problema la escasa visibilidad de la enfermedad ya que todos los ludópatas ocultan con mentiras su debilidad y su adicción no produce signos externos. El ludópata es capaz de cualquier cosa con tal de ocultar la verdad. Un caso curioso fue el denominado “rincón de las bingueras” en la Casa de Campo de Madrid, una zona en la que algunas mujeres se prostituían para intentar recuperar el dinero que se habían dejado intentando “cantar” aunque fuera una línea en el bingo. ¿Cuántas familias se habrán roto por esto?

Múltiples estudios llevados a cabo por psiquiatras de los más prestigiosos hospitales y universidades coinciden en las estimaciones de que un 1% de los individuos de la población tiene problemas con el juego y que el 0,5% son ludópatas, es decir, repiten un patrón de conducta nocivo que no pueden controlar. Son estimaciones porque gran parte de los afectados no pasan por manos de profesionales.

Pero hay una segunda derivada a esta problemática, y es que la ludopatía es uno de los factores de riesgo más importantes cuando hablamos de suicidio. De hecho, tanto FEJAR como otras asociaciones y la misma OMS indican que el 40% de jugadores patológicos presentan ideación suicida y que el 20% de ellos intentan alguna vez suicidarse. Se estima en España que la tasa de suicidio entre ludópatas es seis veces superior a la de la población general.

Más concretamente, ASEJER, la Asociación Sevillana encuadrada también en FEJAR, publicaba en septiembre de 2017 las declaraciones del afamado psiquiatra dominicano Rafael Johnson indicando que, en su país el 19 % de los suicidios registrados están relacionados con trastornos de ludopatía. No se han podido encontrar porcentajes en otros países como el indicado por el Dr. Johnson, pero dado los números que se manejan internacionalmente dicho porcentaje es muy verosímil con carácter general.

Extrapolando dicho porcentaje a España, de los 3.679 suicidios registrados por el INE en 2017, 699 muertes serían debidas al juego.

¿Pero de verdad es tan grave?

Juzguen Vds.

Según publicaba el pasado 10-5-19 Antena 3 Noticias, uno de cada cinco jóvenes en España es ludópata. En los últimos años, el aumento de la ludopatía entre los más jóvenes, incluido los menores de edad, se ha disparado de forma considerable en España.

En 2018 el PIB de España fue de 1,2 billones de euros, es decir fuimos la economía número 14 en el ranking de los 196 países de los que publican el PIB. Según el último informe de la DGOJ, el juego representó en 2018 un 0,9 por ciento del PIB de España, un 1,3 por ciento de la renta española y el 1,5 por ciento del consumo privado. Eso quiere decir que los españoles se han jugado 11.000 millones de €, sólo oficialmente. La realidad es una cifra mucho más alta.

Miren a su alrededor, se apuesta por todo y en todas partes. No hay partido de fútbol retransmitido donde no aparezcan permanentemente las distintas opciones de apuestas online. Los anuncios del descanso han sido sustituidos por mini programas indicando cómo van las apuestas y animando a jugar en las múltiples opciones que aún existen antes de terminar el partido. Pero no se limita al fútbol, las apuestas llegan a todos los ámbitos de la sociedad.

De facto, el juego parece una forma de ganar dinero fácil en un mundo muy atractivo a través de una exquisita publicidad, en donde Estado y empresas gastan millones y millones al año para enganchar a un público, en general joven, que difícilmente podrá salir de la adicción. Eso sí, para empezar, te regalan 50, 100 o 200’- € para jugar. ¡Ingenuos!

Al menos desde hace un tiempo el Estado obliga a operadores con licencia y a anunciantes a registrarse de verdad. Y no son pocos.

Exclusivamente para la lotería de Navidad el Estado gasta millones contratando a empresas que producen anuncios sensibleros induciendo a comprar y comprar más y más décimos.

Para más vergüenza, Estado y multinacionales, recurren a famosos, para captar a incautos jugadores que se verán atrapados en la adicción al juego, donde jamás, a la larga ganarán.

Es increíble que personas de supuesta solvencia, por cuatro perras (en relación con lo que ya atesoran), presten su imagen para atraer al juego, en general, a los más jóvenes. ¿Qué ambición desmedida lleva a Vicente del Bosque, Cristiano Ronaldo, Gerard Piqué o Neymar, a periodistas como Manolo Lama y Juanma Castaño, o actores como José Coronado y Roberto Álamo, o a Carlos Sobera a prestar su imagen para este fin? ¿Es que no les vale sólo con los anuncios de calzoncillos o colonias? ¿O es que no saben que están colaborando en convertir en ludópatas a los que se enganchan al juego?

1 En otros países elevan la tasa de suicidios de los ludópatas hasta 15 y 20 veces superior.

¿No saben, como sí lo saben empresas y Estado, que la ludopatía no tiene cura? Un ludópata lo es para toda la vida. ¡Que pregunten a psiquiatras y psicólogos!

Desgraciadamente esta enfermedad afecta cada vez más a jóvenes que arruinan a sus familias, y que además delinquen para conseguir dinero para apostar. Muchos especialistas comparan esta adicción a la de la heroína.

El Ministerio de Hacienda, receptor de los impuestos de juego (es decir, siempre gana) a través de la indicada Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ), dice que tiene la obligación de proteger a los participantes, particularmente menores y grupos vulnerables, mediante la promoción de políticas de juego responsable que permitan difundir buenas prácticas de juego y prevenir y reparar los efectos negativos del mismo.

¿Y cómo lo hace? Obligando en cualquier tipo de publicidad a añadir la frase mágica: ¡Juega con responsabilidad!

Pero el mensaje que sin cesar recibimos los ciudadanos desde hacer años es este:

– Juega, juega, juega, juega, juega, juega, juega, juega, juega, juega, juega, juega, juega, juega, juega, juega, juega, juega,

Todos los días, a todas horas, en las emisoras de televisión y radio, en el cine, en las paradas de autobús, en el metro, en las vallas publicitarias… Eso sí, con la coletilla, en voz más baja o letra pequeña, “con responsabilidad”. ¿Ah? ¡Y juega para divertirte! ¿Y si no juegas con responsabilidad? ¡Ah! Es tu problema. ¡Te lo advertí!

¿Serán cínicos? ¡Cómo manipulan a los muchachos! Aunque la mayoría de la gente adulta es equilibrada, los menores y adolescentes son los más vulnerables para caer en el juego y a ellos es a quien se dirigen; incluso cada vez más con imágenes y voces de jóvenes haciendo la publicidad: ¡Yo ahí lo dejo!

La media de edad de los nuevos ludópatas es de 25 años y los especialistas advierten de que no para de bajar. María Baytia Díaz, psicóloga de APAL (Asociación para la Prevención y Ayuda al Ludópata) asegura que, entre un 20% y un 30% de los casos, están en la media de 25 años, «y están viniendo incluso menores de edad«. Insiste en la necesidad de hacer campañas de prevención para que los jóvenes vean en el juego el peligro que implica. APAL tiene todos los días terapias de grupo en sesiones de mañana y tarde, con creciente número de asistentes.

¿Y ahora qué? ¡Alto el juego!

Un gobierno que lleva años gobernando para sí mismo y por decreto, no creo que vaya a cambiar nada. Como siempre, algunas Comunidades Autónomas y otras instituciones, mucho más sensibles a los problemas del ciudadano, preocupadas por las dimensiones que ya ha tomado el problema que el Estado ha contribuido a crear, han tomado iniciativas.

En general dichas iniciativas serán insuficientes, pero por algo se empieza. Algunas de las medidas que se están tomando son:

  • Elaborar nuevas regulaciones y modificaciones en las existentes sobre el juego.
  • Restringir/eliminar la publicidad sobre el juego online y las casas de apuestas.
  • Suspender las licencias de nuevas salas o cerrar temporal algunas existentes.
  • Limitar la distancia entre salas de juego y de ellas a centros escolares, según la CCAA y/o ciudad pueden ser hasta 100, 250 o 300 metros entre puerta y puerta.
  • Incrementar significativamente las sanciones por incumplimiento de las regulaciones.
  • Prohibir el acceso a las personas inscritas en el Registro General de Interdicciones de Acceso al Juego (RGIAJ).
  • Organizar charlas en los centros educativos.

La Comunidad de Madrid, la autonomía con mayor número de casas de apuestas, ha tomado la iniciativa decretando un ”Alto el Juego”, suspendiendo la concesión de licencias para abrir nuevos salones y casas de apuestas, con el objetivo de repensar el futuro del sector y trabajar en nuevas regulaciones en el plazo de un año. Busca consensuar una nueva regulación, también restringiendo la publicidad y endureciendo el régimen sancionador para proteger a los menores, según publicó El Periódico el pasado 14-11-19.

Desde mayo está en vigor un real decreto para el control de acceso físico en estos locales para evitar que entren menores e inscritos en el registro de prohibidos y que también fija una distancia mínima de 100 metros entre los salones de juego y los locales de apuestas respecto a los centros educativos. En el mismo RD se aprobó que TeleMadrid, la televisión pública, deje de emitir publicidad que promueva, directa o indirectamente, el juego online, los salones de juego o las casas de apuestas, y llama la atención de la participación de famosos en la publicidad.

Pero la medida más relevante es que la Comunidad de Madrid ha aprobado poner en marcha un Centro de Prevención e Investigación sobre ludopatía y nuevas tecnologías en adolescentes y niños. Asimismo, endurecerá la normativa en materia de publicidad para proteger a los menores de edad de determinados anuncios de las casas de apuestas.

Afortunadamente las alarmas han saltado y ya el debate está encima de la mesa de muchos políticos, y no sólo encima de la mesa de las miles y miles de familias afectadas. La ley que prohíba la publicidad del juego, debido a la nefasta influencia que produce, y no sólo en niños y jóvenes, debería ser una realidad más a corto que a largo plazo.

¿No se modificó La Ley General de Publicidad en noviembre de 1988, prohibiendo la publicidad en televisión del tabaco y el alcohol, con los miles de millones que generaba? Ahora debería modificarse para incluir la prohibición de la publicidad sobre el juego, y no sólo del juego on line, sino de todo tipo de juegos. Así se colaboraría en contener el incremento anual de ludópatas.

Les propongo, por vergüenza torera o futbolera, a los relevantes famosos que donen los pingües ingresos conseguidos de forma tan fácil y rastrera, a alguna de las asociaciones que están luchando porque las personas salgan de la ludopatía y puedan rehacer sus vidas.De esta manera quizá puedan limpiar en parte su conciencia, si es que la tienen.

¿Habrá dejado esto huella?

Pero ¿y el Estado? ¿Qué está haciendo el Estado, a parte de recaudar, para paliar la lacra social que es el juego? ¿Se situará algún día al lado de los ciudadanos y no de las empresas de juego?

A estas alturas, cuando ya se ha creado un entramado tan extenso y complejo, se ha sembrado tanto y se ha “contaminado” a tanta gente, que toda política de juego responsable es de efectividad más que dudosa ¿Qué va a hacer el Estado que sea de verdad efectivo después de que ha generado este problema por su voracidad recaudatoria y por su falta de sensibilidad social? ¿Campañas de publicidad con letras más grandes con lo de “juega con responsabilidad”?

O hacer una campaña diciendo a las familias lo que muchas ya saben: ¡Peligro, peligro, danger, danger, attention, attention, achtung, achtung! “Que si juegas puedes hacerte un ludópata, que es como si fueras adicto a la heroína”… aunque no se te note por fuera.

Porque hasta ahora, las páginas web y panfletos que han creado orientados a paliar los efectos tan nocivos del juego no han dado otro resultado que el que siga creciendo el número de jugadores compulsivos. Es decir, han tirado el dinero del contribuyente. Más les hubiera valido donarlo a las asociaciones como FEJAR, APAL y tantas otras que están ayudando a los ludópatas a rehabilitarse. También podrían haberse limitado simplemente a prohibir cualquier tipo de publicidad sobre el juego: incluyendo “el once de la once”.

Quizá el titular de la Dirección General de Ordenación del Juego, Juan Espinosa García, además de ocuparse de que la página web para informar al ciudadano no esté caída tan a menudo, debería pedir ayuda a su ínclita colega Soledad Murillo la de “no deja huella”. La Secretaria de Estado de Igualdad en los gobiernos de Zapatero y Sánchez, seguro que se siente muy orgullosa de su campaña del “016 no deja huella” y de todas sus actuaciones. Tras 12 años de ingente gasto público, los resultados hablan por sí solos. 2007

A l menos Soledad Murillo mantuvo el número de muertes que arrastrábamos y consiguió que todo el mundo saliera a la calle a manifestarse y, sobretodo, generó una gran alarma social sobre un tema que lleva siglos ocurriendo.

Pero Juan, es que el número de ludópatas no hace más que crecer (15% anual).

Pensándolo bien, quizá Juan Espinosa debería consultar a su colega Soledad Murillo, que sin duda sabe mucho más que él -no hay más que verle la cara- sobre cómo consiguió que los hombres, por el mero hecho de ser denunciados, automáticamente adquirieran la condición de presuntos culpables y de momento les encerraran.

¿Te imaginas Juan Espinosa, cómo subiría tu caché? Conseguirías demonizar al jugador y hacerle culpable por jugar, recayendo sobre él toda la responsabilidad y tu facilitando que los ingresos del Estado por los impuestos sobre el juego sigan subiendo…

– ¡Te advertí que jugaras con responsabilidad! Si no lo has hecho y has arruinado a tu familia o te has suicidado… ¡Es tu problema! ¡Haberme hecho caso!

Lo que está claro es que al juego se le puede aplicar alguno de los maravillosos eslóganes generados por el estado. Como por ejemplo el de los paquetes de cigarrillos: “fumar mata” ¿Y por qué no, “jugar mata”? Además, una vez que cruzas la línea, puede arruinar tu vida mucho más rápido que con el tabaco, y si adquieres deudas con los prestamistas más rápido aún.

Según publica el Diario.es el 2-10-19, la facilidad para solicitar pequeños préstamos rápidos provoca que los jugadores enganchados a las apuestas o tragaperras caigan en ellos una y otra vez. Los préstamos rápidos se caracterizan por sus intereses desmesurados (el 2000% y el 3000%). El reportaje publicado en dicho diario indica que cada vez hay más empresas de microcréditos que se ubican al lado de los salones de juego -CODERE tiene más de 1.000 salones de apuestas en España- y que se aprovechan de la desesperación del jugador.

Nadie lo dice abiertamente pero alrededor del juego hay una gran mafia organizada, favorecida, sin duda, por la pasividad del Estado, el cual sigue teniendo una doble moral. Por un lado, incrementa los ingresos por los impuestos del juego y, por otro, intenta mostrar que hace algo frente a un problema cada día más palpable en la calle.

Es necesario un Plan de Prevención Nacional contra el Juego Compulsivo, como el que están llevando a cabo algunas CC.AA., que empiece contemplando aspectos desde la educación básica y termine con la prohibición de la publicidad del juego y que proteja especialmente a los niños y jóvenes ¿A qué está esperando el Estado?

En un país fantástico en el que la Seguridad Social cubre en siete comunidades autónomas el cambio de sexo, donde cualquier ciudadano de la U.E. puede recibir tratamiento sin coste, en el que tienen reconocido el derecho a asistencia sanitaria migrantes sin recursos de 37 países, en el que se va a financiar el tratamiento antitabaco para todo el mundo que lo desee… ¿Cómo no va a ayudar el Estado sus ciudadanos ante una lacra tan horrible que no les permite controlar su vida por la adicción al juego? ¿O va a hacer como con el suicidio? Ignorar las 4.000 muertes que se producen al año.

La adicción al juego deja huella de por vida.

José Luis Sánchez
Radio labarandilla.org