El pasado fin de semana se celebró en el Centro de ciencias humanas y sociales (CSIC) el I Congreso de la Sociedad Española de Suicidología. organizado por la Fundación Salud Mental, la Sociedad Española de Suicidologia y su presidente Andoni Anseán. El evento contó con la ponencia de importantes profesionales dentro del ámbito de la enfermedad mental así como expertos en suicidio que compartieron con los asistentes el estado de la materia en la actualidad.
Un mensaje quedó claro y fue unánime: se necesitan más medios para luchar contra el suicidio, una lacra que, según el Observatorio del suicidio, produjo en 2015 un total 3602 muertes en toda España. Durante algunas de las ponencias, se hizo hincapié en la importancia que tendría la presencia de un mayor apoyo institucional para luchar contra este gran problema de salud pública que existe en España, como ya se hace contra otras causas, no menos importantes, pero que producen un menor número de muertes al año, como son los accidentes de tráfico o la violencia de género.
En el congreso se desarrollaron ponencias que trataron de explicar los tratamientos más efectivos para reducir el número de víctimas por suicidio (farmacológicos, psicoterapia y terapia familiar, entre otros, y dependiendo del caso particular). Se presentaron estudios que apuntaban a los beneficios de determinados psicofármacos o tratamientos psicosociales para reducir el número de suicidios, siempre en función del tipo de enfermedad mental que sufre cada paciente.
También se expusieron los principales factores de riesgo implicados en el suicidio. Los más importantes son la presencia de una enfermedad mental (aproximadamente el 90% de las personas que se suicidan han sido diagnosticadas con algún tipo de enfermedad mental), especialmente la presencia de un episodio depresivo (dos tercios de las tentativas de suicidio se producen en personas con un episodio depresivo activo). Otros factores que hacen aumentar el riesgo de suicidio son la ansiedad, el dolor, la impulsividad o el insomnio.
Se trataron también algunos de los factores que se han demostrado ser protectores para las personas que sufren riesgo de suicidios: tener buenas habilidades sociales, buena capacidad de solución de problemas y toma de decisiones, alta autoestima, soporte familiar alto, tener planes de futuro, entre otros.
El congreso sirvió también para conocer qué se hace desde las instituciones y desde el Sistema nacional de salud para combatir el problema del suicidio. La respuesta es: no lo suficiente. La mayoría de los profesionales demandan un mayor apoyo desde las instituciones y señalan la necesidad de que el problema que existe con el suicidio en España se haga más presente en la sociedad, mediante la concienciación. Muchos de los ponentes pedían campañas institucionales sobre el suicidio y una mayor presencia de este tema en los medios de comunicación.
Algunos responsables de programas de prevención y actuación frente el suicidio de los sistemas de salud de varias comunidades autónomas explicaron las medidas que se están tomando y los protocolos de intervención que están llevando a cabo para intentar frenar este problema. La mayoría coincidía en que una mejor cobertura reducía el riesgo de suicidio, pero que al no contar con los medios necesarios, era muy complicado implementar los programas de manera que la cobertura fuese total.
También se abordó el problema desde el ámbito de la atención sanitaria primaria. Muchas personas que están pensando en suicidarse acuden a su consulta de atención primaria presentando otras quejas haciendo que la detección del problema se haga muy difícil por la falta de medios y tiempo. De esto, se deduce que una mejor red de apoyo para estas personas podría ser fundamental para reducir el número de suicidios.
En mi opinión, y como neuropsicólogo, sería muy interesante estudiar los beneficios que podrían tener terapias ocupacionales y de estimulación de funciones cognitivas (sobre todo de la función ejecutiva, que es la que nos permite, entre otras cosas, tener flexibilidad mental, frenar la impulsividad y tener una buena capacidad de resolución de problemas) en pacientes con riesgo alto de suicidio, así como aumentar la red de apoyo para este grupo de personas.
La conclusión ineludible que queda tras asistir a este congreso es que es necesario que existan más medios para la prevención, intervención y postvención del suicidio. Tiene que existir más coordinación entre organismos implicados, así como un mayor grado de cobertura y concienciación en la sociedad civil acerca de la gravedad de este problema, entre otras cosas, para dar mejor apoyo y atención desde todos los ámbitos a la persona que está pensando en suicidarse. Aumentar la red de apoyo y prestar atención a las personas que están pensando en suicidarse se antoja fundamental para combatir el problema. Para ello son necesarios una mayor inversión y compromiso por parte de todos, sobre todo de las instituciones.
Adrián García Fuertes
Neuropsicólogo clínico