El Monasterio de Santa María del Paular ha sido el lugar elegido por el Hospital de Día Lajman para disfrutar de dos días de ocio entre los profesionales de esta entidad, sus usuarios y miembros de la Asociación la Barandilla.
Han sido dos días disfrutando de uno de los monasterios que mejor han sido restaurados por los monjes benedictinos en España.
Una de las características que más definen al mundo de las personas con problemas de salud mental es la soledad y el aislamiento de los amigos, conocidos y en muchas ocasiones de los propios familiares, ante la incomprensión del sufrimiento psíquico que padecen. Las directivas del Hospital de Día Lajman que llevan 23 años trabajando con estas personas, saben que es muy importante los viajes que realizan periódicamente a la playa, a distintos sitios cercanos a Madrid o las salidas semanales a museos y otro tipo de actividades para conocer distintas ofertas culturales, si bien lo importante es la socialización de todos los miembros de esta ejemplar empresa, el abrirse al exterior y compartir momentos con otras personas.
El jueves casi cerró el Hospital de Día Lajman a excepción de los trabajadores de guardia y unos pocos pacientes, y se fueron a pasar dos días fuera de las instalaciones y a dormir a la zona de Rascafría, concretamente al Albergue Los Batanes. Paseos, visitas al río donde se ha creado la zona de ocio denominada «Las presillas», visita al Monasterio de Santa María del Paular, como vemos en la fotografía de portada y en la foto anterior, cena, comida, etc.
Desde la Asociación La Barandilla, su junta directiva lleva reclamando a la sociedad en general y a los medios de comunicación en particular, que es muy importante dar visibilidad al colectivo de personas diagnosticadas en salud mental ante el desconocimiento que tiene la sociedad en general de estas personas. Un ejemplo de este desconocimiento ha sido cuando el director de la Asociación La Barandilla ha explicado al Hermano Martín (guía del Monasterio), que muchos de los socios de La Barandilla son personas diagnosticadas en salud mental y una parte de ellos son los pacientes del Hospital de Día Lajman que estaban disfrutando de su charla; la pregunta inmediata del Hermano Martín ha sido ¿pero, hay un medico entre ustedes por si pasa algo?. Tal vez este religioso no haya tenido la ocasión de hablar, como una gran parte de los ciudadanos con nadie diagnosticado en salud mental, pero desde luego su conocimiento de este colectivo está claro que está muy lejano a lo que sería deseable, como ocurre lamentablemente con la gran mayoría de la sociedad.
El silencio y la oración siempre es una constante en los monasterios. En la foto anterior han explicado que la orden Cartuja, que ocupo durante siglos este monasterio, no permitía entrar en muchos de sus rincones a los ciudadanos, ya que rezaban por ellos, pero sin ellos. Como curiosidad, decir que la orden de los Benedictinos cuando van al comedor comen en silencio.
En definitiva, ocio y hermandad unidos por la cultura. Desde la Asociación La Barandilla y desde el Hospital de Día Lajman recomendamos salir con nuestros compañeros o amigos a visitar este monasterio o cualquier otro lugar para disfrutar de las cosas bellas y entretenidas que tiene la vida.