El pasado 26 de mayo, ASCASAM Salud mental Cantabria organizó una jornada en la que presentó el Estudio de calidad de vida de las mujeres con problemas de salud mental y su acceso al empleo, que tuvo lugar en el Salón de Actos “Altamira” de la Delegación Territorial de la ONCE, en Santander. Durante la jornada se presentaron las principales conclusiones del estudio que se ha realizado analizando la situación, en particular, de las mujeres cántabras.
Un problema de salud mental no tiene por qué ser un impedimento para obtener un empleo, sin embargo, un 84% de las personas que lo padecen se encuentran en situación de desempleo debido a los prejuicios sociales que aún mantienen muchas personas, empresas, e incluso, Administraciones, a la hora de contratarlas o mantenerlas en sus funciones.
La baja inserción laboral de las personas con problemas de salud mental es una de las principales barreras para su inclusión social y su recuperación.
En el caso de las mujeres, tal y como se recoge en el estudio, “interseccionan, como mínimo, tres factores de discriminación (género, discapacidad y enfermedad) que las sitúan como colectivo especialmente vulnerable por el riesgo al rechazo, aislamiento y exclusión social, con un particular impacto negativo en su calidad de vida y en inclusión laboral”.
Eugenia Gómez de Diego, consejera de Empleo y Políticas Sociales e Ignacio Fernández Allende, presidente de ASCASAM Salud mental Cantabria, fueron las personas encargadas de inaugurar la jornada.
A continuación, Soledad Arrarte y Arancha Solana realizaron la presentación del estudio, haciendo hincapié en los resultados y en las propuestas de mejora. Posteriormente, Vanesa Solana, integrante del Comité en Primera Persona, ofreció su testimonio acerca de su trayectoria de vida laboral, así como de los diferentes apoyos que ha tenido en estos últimos 5 años en que comenzó su problema de salud mental.
El 40% de las personas que atiende ASCASAM (en 2021 fueron 900 personas, aproximadamente) son mujeres con problemas de salud mental y sufren discriminación directa en tres vertientes: el género, la discapacidad y la enfermedad. Para el acceso a los recursos de apoyo, las mujeres tienen mayores dificultades por el diagnóstico tardío del trastorno mental, en comparación a los hombres (30,9% hombres y 14% mujeres) que son diagnosticados antes de los 20 años, además de conseguir menores valoraciones para adquirir grados de discapacidad y de dependencia que les permitan, por derecho, el acceso a los recursos.
Además, en el ámbito del empleo, según el estudio, se estima que un 87% de las mujeres con problemas de salud mental graves están en situación de baja laboral o desempleo. Solo el 11,6% de las mujeres cántabras con problemas de salud mental trabaja, frente al 64,6% de las mujeres sin discapacidad y el 37% de las mujeres con otras discapacidades. Atendiendo a los datos recabados, actualmente el 32,6% de estas personas se encuentran desempleadas, su experiencia laboral (89,6% con experiencia previa) ha sido como autónomas o en negocios familiares, teniendo poca posibilidad de trabajar en empresas ordinarias. Además, se constata que el tipo de contratación es temporal o sin contrato. Normalmente, ellas trabajan en empleos asociados tradicionalmente al rol femenino, como pueden ser el cuidado de otras personas, hostelería, limpieza o turismo. Sin embargo, los datos reflejan que las mujeres con problemas de salud mental han adquirido mayor formación que otras mujeres (con o sin discapacidad) y que la media de hombres con problemas de salud mental.
Si atendemos a la calidad de vida, el estudio evidencia datos significativos en que las mujeres con problemas de salud mental tienen peor calidad de vida generalizada, arrojando diferencias en cuanto a haber sido víctimas de violencia o maltrato por parte de parejas o personas de convivencia (60,5% de las mujeres), tener dificultades para tener una vida autónoma, o haber tenido que asumir, en muchas ocasiones, el rol de cuidadora de algún familiar, el 25,6% de ellas, frente al 7,3% de los hombres con problemas de salud mental.
Desde la entidad, se entiende el empleo como un factor fundamental en la recuperación y normalización de las personas con problemas de salud mental, por ello, con este estudio, se quiere visibilizar las dificultades añadidas que tienen estas mujeres para poder acceder al mercado laboral.