«Llega un momento en que el sufrimiento es tan brutal que no piensas en nadie», arranca Nora. «A veces, cuando estás mal, dices ¿para qué tengo que estar?», continúa Caty. «Es un bucle en el que sentirte mal te hace sentir peor», afirma Ramón. «El suicidio es el final de un sufrimiento que una persona no puede llegar a entender, explicar o solucionar», concluye Silvia.

Nora, Caty, Ramón, Silvia. Y las circunstancias que contribuyeron a hundirlos en un pozo personal. Reveses como la ruptura entre los padres, el peso de cuidar a personas dependientes, el sentimiento de maltrato, el miedo a acabar en la calle, el abandono inesperado por la pareja, la caída de la autoestima por no verse a la altura de las expectativas. Circunstancias de las que nadie está a salvo.

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